El email de una buena amiga me ha hecho pensar en los lazos invisibles. Esas uniones que se generan con personas concretas y que duran muchos años.
Como much@s, cuento mis amig@s-familia con los dedos de la mano, algunos de ell@s están a océanos de distancia, y sin embargo las muy breves conversaciones que tenemos a lo largo de los años me conmueven e importan de forma especial, vital. La conexión siempre igual y distinta, la observación del progreso en el otro, la evolución propia… esa sensación rotunda de que esa es una relación sólida pero… invisible en realidad.
Hoy, conmovida por un par de historias de mi “email anual” con mi amiga V. os invito a tirar de esos lazos que salen del corazón en direcciones dispares. Sin duda esto cae en el “caldero” de las ” cosas que importan” de nuestras existencias.